Pensamiento divergente: revoluciona tu perspectiva

Todos sabemos que solo existe una forma correcta de pensar, ¿verdad? ¿Cuál? La que enseñan en el cole. ¿Qué cole? El que te toque. Y si te sales de ahí, problemas. El pensamiento divergente es la capacidad de imaginar respuestas múltiples, descubrir caminos alternativos. Encontrar atajos donde otros ven… bueno, quizá no ven nada. 

Así que el pensamiento divergente no es un error. Es necesario. Imprescindible. Para innovar, para pensar con libertad y, sobre todo, para adaptarnos. Y la adaptación, tú ya lo sabes, es la clave de la supervivencia de la especie.

En resumen: es lo que Edward de Bono llama perspicacia

Y en este artículo voy a intentar que descubras en qué consiste, cómo se complementa con el pensamiento lógico y por qué —quizá más que nunca— el pensamiento divergente es un lujo necesario.

Pensamiento divergente

¿Qué es el pensamiento divergente?

Yo fui un adolescente divergente (y no fue en absoluto conveniente)

El pensamiento divergente es la capacidad de salir de los patrones habituales.

Cuando estaba en el instituto nos hicieron un test de orientación vocacional. El objetivo era guiarnos en ese momento absurdo de decidir qué hacer con tu vida, cuando todavía no sabes de qué va la vida. 

Muchas eran preguntas directamente ridículas: ¿prefieres cuidar a un enfermo o arreglar un reloj?

Supongo que era lo mejor que nuestro orientador sabía hacer. Bien por él. Sin ironía: lo siento por él tanto como por nosotros. 

El caso es que hoy sé que ahí mi pensamiento divergente ya se puso a trabajar fuerte: cuidar a un enfermo implica tener alguno cerca, y en mi entorno todos estaban sanos. Así que no, no quería cuidar a nadie. Supongo que nadie esperaba eso. 

El test arrojó un resultado curioso:  me recomendó estudiar Arte o Ingeniería. Las únicas barras que superaban el mínimo, y de hecho se proyectaban al máximo, eran las de los extremos opuestos de la gráfica. El orientador añadió, en letra roja y legible (desgraciadamente): «totalmente perdido, necesita orientarse».

Cuando un orientador te dice eso, esperas que la orientación te venga de él. Supongo que me generé expectativas poco realistas.

Así que sin saber nada de  la vida ni de mí mismo, elegí ingeniería para no morir de hambre… y dejé lo del arte para la formación autodidacta (que nunca llegó). ¿Un error garrafal o pragmática evidente? No lo sé.

Pensamiento convergente, divergente y creatividad

Pensamiento lateral

Ken Robinson, en El Elemento, cuenta historias parecidas. Solo que, en ellas, nadie eligió ingeniería. 

Robinson recoge relatos de personas que no encajaban en el molde de la escuela, y decidieron salirse de él. No solo pensaban diferente, sino que se atrevieron a seguir esa intuición.  

Edward de Bono, por su parte, describe la mente humana como un terreno embarrado. La sociedad hace surcos: caminos fáciles, ya transitados, por los que avanzamos sin esfuerzo. Ese es el pensamiento convergente: eficiente, lógico, socialmente aprendido y aceptado. Funciona bien, pero es previsible. 

Para adaptarse a una realidad cambiante, hace falta algo más.

Ahí entra el pensamiento divergente, o lateral, para de Bono:
la capacidad de generar caminos alternativos, encontrar soluciones nuevas a problemas desconocidos, o incluso replantear la propia naturaleza del problema.

Donde el pensamiento convergente busca una solución correcta, el pensamiento divergente genera muchas posibles respuestas, ideas o interpretaciones.
Es la fuente de la creatividad, no solo en el arte, sino en cualquier ámbito donde haya que adaptarse, inventar o mejorar. Es decir, en cualquier ámbito.

Características del pensamiento divergente

Ken Robinson habla de la creatividad fluida de los niños, antes de que el sistema escolar les enseñe esas «rodadas» en el camino. De Bono por su parte considera el pensamiento lateral como un tipo de pensamiento diferente del vertical, ni inferior ni opuesto, complementario. Uno avanza por donde ya se ha transitado. El otro explora.

Así que el pensamiento divergente no es una actitud pasajera ni un talento natural reservado a unos pocos: es una forma de pensar concreta, entrenable, útil… y bastante escasa.

características del pensamiento divergente

¿Qué es la fluidez de ideas?

Es la capacidad de generar muchas ideas distintas en poco tiempo. 

No se trata de juzgarlas ni de filtrar solo las buenas: aquí el objetivo es producir, producir mucho, sin freno. La selección vendrá después. 

La lógica detrás es sencilla: cuanto mayor sea el número de ideas, más posibilidades de que una de ellas sea buena, útil e incluso brillante.

Se trata de ampliar el espectro. Hacer crecer el campo de soluciones posibles, no avanzando en vertical hacia la solución del camino conocido, sino generando rutas alternativas. 

¿En qué consiste la flexibilidad cognitiva?

Si la fluidez genera volumen, la flexibilidad cambia la forma. 

Es la capacidad de mirar un mismo problema desde diferentes ángulos. De abandonar estrategias caducas, de cambiar el marco mental.  

Implica cuestionar tus propios supuestos, salir de tu lógica habitual y explorar nuevas formas de pensar. Es más juego que método, más imaginación que análisis, pero es justo lo que permite redefinir una idea que parecía inamovible. 

¿Por qué importa la originalidad en el pensamiento creativo?

La originalidad no como solución excéntrica, sino poco común, inesperada.

A veces será brillante, otras no será la mejor solución, pero será una que la mayoría no vio venir. 

La originalidad  implica cierto valor: exponerse. Lanzar ideas que pueden parecer absurdas a primera vista. Pero muchas ideas geniales empezaron como locuras. 

Capacidad de redefinir problemas

Capacidad de redefinir problemas

Quizá la habilidad más útil y potente del pensamiento divergente es cambiar la pregunta. 

El pensamiento convergente busca una respuesta correcta en cuanto la pregunta se plantea. La divergencia primigenia es  evaluar la pregunta en lugar de ir directamente hacia la respuesta.

¿Es esta la verdadera pregunta? ¿Estamos enfocando el problema desde el lugar correcto?

A veces, lo más productivo  es cambiar la pregunta. Puede desvelar el problema y llegar a su raíz, y esto es es más importante que responder la pregunta inicial.

¿Cómo entrenar el pensamiento divergente?

Me iba a hacer el interesante divagando sobre si el pensamiento divergente puede o no entrenarse. Mejor no. Ya sabes que hay que tratar al cerebro como un músculo y entrenarlo. Eso es válido para el pensamiento convergente, el divergente, la memoria, y cualquier otra cualidad mental que se te ocurra. 

Para ello existen técnicas pensadas para romper con los patrones habituales, forzar asociaciones nuevas y provocar pequeños cortocircuitos en el cerebro. 

Ejercicios individuales

Lo bueno de entrenar solo es que nadie te dirá si algo tiene o no sentido. Lo malo puede ser que tú te lo digas todo. Si la necesidad o tentación de juzgar lo que haces es muy fuerte, convéncete de la necesidad de aplazar ese juicio. 

Mapas conceptuales: escribe una palabra central (por ejemplo, “escuela”) y deja que salgan asociaciones libres, sin juzgarlas. Las conexiones inesperadas son el objetivo. Cuantas más, mejor. No hay que pensar en si son asociaciones originales o no. Simplemente hacerlas. Las revisarás solo al terminar. Puede que te lleves las manos a la cabeza.

Asociaciones remotas: elige dos conceptos sin relación aparente, incluso al azar. Fuerza una historia, producto o solución que los una. Cuanto más loco, mejor. Muchas veces gran parte de esa relación puede acabar sobrando, y la narrativa restante tener más sentido del que esperabas.

Replanteamiento de objetos: coge un objeto cotidiano (una silla, una cuchara) y escribe usos alternativos que no tengan nada que ver con su función habitual. El reto es no parar en cinco minutos.

No te obligues a obtener resultados geniales con estos ejercicios. Son simplemente entrenamiento. Cuando necesites ideas geniales, estarás preparado. 


Dinámicas grupales

Cómo entrenar pensamiento divergente

Las pongo porque en toda la literatura se hace referencia al entrenamiento en grupo. Creo que estas dinámicas de grupo van más al terreno corporativo, al coaching… yo de momento veo esto como un trabajo individual. Pero si te interesa trabajar en equipos, fomentar la apertura mental en un grupo de personas, estas son algunas propuestas clásicas. 

“Sí, y…”:  Uno propone algo, y el otro debe continuar con “sí, y además…”. Así se evita el juicio temprano y se construye sobre lo anterior.

Brainstorming radical: la versión en grupo de los mapas conceptuales, se buscan posibles causas a un problema, elementos que pueden tener incidencia, fórmulas para lograr un objetivo. Durante esos minutos nadie puede decir “no” o “eso no funciona”. Toda idea se anota. Luego, se selecciona y refina. Se practica también el aplazamiento del juicio: algo tan necesario como el propio pensamiento.

Roles cambiados: ponte en la piel de alguien completamente distinto y responde desde ese punto de vista.

Herramientas recomendadas

Algunas técnicas estructuradas ayudan a romper la lógica rutinaria sin quedarse en lo abstracto. 

SCAMPER: una lista de siete verbos para modificar cualquier idea: Sustituir, Combinar, Adaptar, Modificar, Poner otro uso, Eliminar, Reordenar. Utilizando de forma metódica esta herramienta, la idea inicial pronto adquirirá versiones muy diferenciadas y sorrpednentes.

Las provocaciones de De Bono: lanza una afirmación absurda (ej. “los coches deberían circular marcha atrás”) y explora qué ideas nacen de ella. El objetivo no es que tenga sentido inmediato, sino abrir rutas inesperadas. Se pueden encontrar soluciones a problemas reales que permanecían ocultos.

Por qué el pensamiento divergente importa hoy más que nunca

No solo vivimos en un mundo complejo, es que además cada vez cambia más rápido. Ser capaces de interpretarlo de formas antagonistas nos permite retener parte de nuestro poder de ser humanos. Ver las cosas desde diversas perspectivas es esencial, ya no solo para la creatividad, sino también para el pensamiento crítico.

Pensar de forma diferente, de todas las formas posibles, ya no es un lujo creativo (si alguna vez lo fue), es una necesidad adaptativa. 

Es el reducto sagrado de la humanidad, ante máquinas inteligentes y convergentes. El pensamiento divergente permite imaginar lo que aún no existe, encontrar oportunidades en la incertidumbre y responder con flexibilidad e innovación.

Preguntas frecuentes sobre pensamiento divergente

¿Aún con reguntas? Aquí dejo algunas respuestas claras y rápidas para profundizar y repasar.

Preguntas frecuentes sobre pensamiento divergente

¿Qué es el pensamiento divergente?

Es la capacidad de generar múltiples ideas, soluciones o interpretaciones ante un problema. En lugar de buscar una única respuesta correcta, permite explorar alternativas creativas.

¿En qué se diferencia del pensamiento convergente?

El pensamiento convergente busca una solución lógica, precisa y ya conocida. El divergente, en cambio, genera ideas nuevas y caminos inesperados. Ambos son complementarios.

¿Se puede entrenar el pensamiento divergente?

Sí. Existen ejercicios como mapas mentales, asociaciones libres o técnicas como SCAMPER que ayudan a romper patrones mentales rutinarios y desarrollar la creatividad.

¿Qué es SCAMPER?

SCAMPER es una técnica para modificar ideas existentes usando siete acciones: Sustituir, Combinar, Adaptar, Modificar, Poner en otro uso, Eliminar y Reordenar.

¿Qué son las provocaciones de Edward de Bono?

Son afirmaciones absurdas que se lanzan para romper la lógica habitual y provocar nuevas ideas. Por ejemplo, “los coches deberían circular marcha atrás”.

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